Archive for enero, 2008


 

Hace un par de días lloré de nuevo.

 

La leyenda del pianista en el Océano, tuvo la culpa. Es una película basada en la novela Novecento de Alessandro Baricco; cuenta la encantadora pero triste historia de cómo Danny, un fogonero del Virginia, un elegante trasatlántico de la época; encuentra a un niño abandonado sobre un piano en la mañana del día de Año Nuevo del año mil novecientos. Danny adopta al niño y lo bautiza con el nombre de “Novecento”.

Consigue mantenerlo oculto junto a las calderas durante ocho años, pero tras la muerte de Danny en un accidente, el niño empieza a moverse libremente por todo el buque.  Un día, por azar llega al salón de la cubierta de primera clase y se pone a tocar el piano, dejando quien lo escucha maravillado.

Es así cómo Novecento  muestra al mundo lo que siente, dentro de ese reducido mundo flotante en el que vive, y al que jamás se atrevió a abandonar.

 

La increíble banda sonora con la que cuenta esta película, una obra de Ennio Morricone; hace de ella algo realmente delicioso para disfrutar en momentos como el de este preciso instante. Cuando mi única compañía es el teclado y el sonido de mi propia respiración.
 

El momento en el que los juguetes permanecen inmóviles en su cesta, los lápices de colores están al abrigo de ser mordisquedos por alguna boca inquieta y en el rincón, delicadamente bailan suspendidas del techo las hojas de otoño del móvil de papel, llevadas por un aire invisible y caliente que las abraza y las hace girar de puntillas, desprendiendo suaves destellos de barniz amarillo y naranja.

 

Las últimas notas de Playing Love, llegan a su fín.  

 

 

 Hasta pronto…

     

 

Estoy impresionada.

 Constantemente nos bombardean en televisión con noticias sobre guerras, atentados, violencia de género, y muertes de todo tipo, y difícilmente puede una acostumbrarse a este tipo de cosas, pero si es cierto que cada vez son menos las que consiguen estremecerme.

 Sin embargo pocos minutos antes de escribir esto, he sabido que en el hospital Clínico de Valencia, moría en la tarde de ayer un niño de sólo dos años de edad, por haberse atragantado al parecer, por un chicle.

 Enlace a la noticia

 Yo, que trabajo con niños de corta edad, no acabo de entenderlo. Lo dicho, estoy impresionada

Y pasaron…

 

Como la varicela, que no es grave pero deja marcas, pasó la navidad, la nochevieja, el día de año nuevo…  

 

Pasaron los días de comidas copiosas, de probar todo tipo de dulces, de beber porque un día es un día  y ahora vienen los del arrepentimiento porque "sin saber cómo" se nos han subido encima unos kilos.   

Hay quien tiene suerte y se le reparten equitativamente, y luego estamos a los que se nos aglutinan un solo sitio.  A unos se les amplía la llamada, aún no sé porqué, curva de la felicidad y a mi se me concentran todos, allí donde la espalda termina su nombre.

 

A los que estáis en España aún os queda la recta final con el día de Reyes y el roscón, pero a para los de este lado del pirineo se terminó.  

 

El 2007, la verdad es que no ha sido un año especialmente bueno para mi,  por eso espero olvidarlo pronto y concentrarme en el 2008 al que pienso coger de frente y por los cuernos.

De momento termina en ocho, y ese es el número del día que nací yo, con lo cual no puede ser un año malo ;p   También es bisiesto y fue en un año bisiesto cuando conocí a mi mejor amigo; de modo con este referente tiene que ser bueno.

 

Os dejo una canción de Diana Navarro, mi último descubrimiento musical.  Se llama, Brindo por ti, de su segundo disco, 24 rosas. 

 

 

 

Y por ti, que posas tu negra pupila en estas palabras, brindo y al nuevo año le pido, que venga repleto de bellos sueños, pero también de realidades esperadas. 

 

Hasta pronto…